Australia

Eurodrama de Spain

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Un año más, España acaba en el bottom eurovisivo y a diferencia de otros años, en los que teníamos totalmente merecido tan lamentable puesto, por llevar canciones caca que deseabas que pasasen rápido (excepto Ruth Lorenzo y Pastora Soler, que si eran buenas), este año merecíamos sin duda algo mejor. Nos habíamos puesto las pilas en llevar un tema que pudiese ser del gusto de la parroquia europea (sin guitarras, palmas, olés y otros topicazos musicales patrios), que si no te ponen en el rotulo que es Spain, tranquilamente podía pasar por una canción de Alemania, de Croacia o de Letonia, y encima habíamos renunciado a cantar en nuestro idioma (el segundo más hablado del mundo) para que se nos entendiese más allá de los Pireneos. Pero no hubo suerte, el televoto europeo nos dio completamente la espalda, y ya le podemos dar las gracias a los jurados y, en especial al italiano (grazie mille ) por los 12 puntos que nos dieron, porque si no el castañazo hubiese sido aun mayor.

Y sin embargo, antes de las votaciones parecía que hasta podíamos dar la campanada. Las casas de apuestas, las mismas que durante semanas no nos subían del puesto 15 se vinieron arriba durante la actuación de Barei, colocandola en el cuarto puesto. A mí me pareció una presentación impecable y hasta original (caída y parada de la canción) sin necesidad de recurrir a mappings 3D, ni a otros efectos visuales (salvo el momento espejo, claro) Entonces, ¿qué nos ha fallado? Pues vete tú a saber; quizá la puesta en escena que tuvo una realización mala, y un juego de luces sin ton ni son.

Ucrania gana con un zasca a Rusia. 

Si hay algo claro en Eurovisión es que hay que llamar la atención, ¿Cómo? Pues ahí está la pregunta del millón que no la responderíamos ni aunque nos regalasen un apartamento en Torrevieja. ¿Y como se hace esto? Pues los suecos intentaron responder a esta pregunta en su número musical en el interval act (el mismo que TVE, consideró que era momento oportuno para meter publicidad) pero es imposible saber cual es el elemento que va a hacer que nadie se olvide de tu actuación y se gaste 1, 09 Euros en votarte. En los últimos años hemos visto como han ganado unos metaleros vestidos de monstruos (grandes Lordi), un violinista que derrochaba talento y simpatía a partes iguales (Noruega 2009), un travesti con una barba, pero capaz de ponernos en pie con un baladón o un cantante que pone pone a bailar a un campeón del Mundo de patinaje (Rusia 2008), sin olvidarnos del ganador del año pasado y sus muñequitos virtuales.

Cierto, hay que llamar la atención, pero esto no es suficiente, porque ya a estas alturas del partido todo el mundo lo ha entendido. La puesta en escena es importante sí, y es importante que encaje a la perfección con la canción. Pero si la canción no transmite algo, no toca la fibra sensible del espectador, no hay nada que hacer.

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En esta ocasión, Europa se rindió ante una balada etno-pop que habla sobre la deportación de los tártaros de Crimea a manos de Stalin en 1944 (de ahí el título de la canción) Viendo las palabras Crimea y Rusia en el trasfondo de la canción es imposible no pensar que esta canción trata un tema de rabiosa actualidad, con trasfondo político. Rusia protestó en su día porque consideró que la canción violaba la norma del festival de no incluir política en las letras. Protesta que fue denegada porque la letra en ningún momento hace ninguna referencia explicita al momento histórico concreto.  La escenografía de la canción ganadora fue la más sencilla de la noche junto con la anfitriona, en contraste con el resto de candidatos que a pocas dejan sin suministro a Suecia con tanto despliegue de luces. Jamala apareció sola en el escenario, casi en penumbra, y eso junto con una melodía sencilla y una voz desgarradora le bastó para alzarse con el triunfo. ¡Ah! Y con parte cantada en tártaro (no se a qué estamos esperando para llevar una canción en euskera).

Si tomamos como referencia los ganadores de los tres últimos años parece que las canciones con mensaje e historia personal de fondo son las que se llevan el gato al agua. Veamos; en 2014 ganó Conchita Wurst con una balada titulada Rise like a Phoenix, en la que hablaba de como había conseguido superar los ataques que ha había sufrido por su condición sexual, o la del año pasado de Mäns Zelmerlöv, Heroes, que hablaba sobre el bulling. ¿Puede ser esto una tendencia? Pues una vez más, vete tú a saber.

Jurados y televoto no piensan lo mismo. 

En esta ocasión, la UER implementó un nuevo sistema de votación en el que se conocían en primer lugar los votos de los jurados (50% del total) y después se sumaba el televoto (el otro 50%). Con esto se pretendía dar más emociones a las votaciones, y vaya si lo consiguieron, aunque también darnos algún que otro susto, porque si por el voto de los jurados fuera nos íbamos el año que viene a Australia y veíamos Eurovisión desayunando chocolate con porras.

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Gracias a este cambio también pudimos comprobar que las opiniones de público y jurado, son distintas. Para los primeros, la ganadora era Australia, representada en esta ocasión por Dami Im y  The sound of Silence, baladón en medio tiempo, magistralmente interpretado, pero que tampoco era algo que te llamase la atención o te quedases con esa canción. Y en este punto digo yo, ¿el año que viene volveremos a invitar a Australia? Vale, que la otra vez era el 60 aniversario de Eurovisión y a los canguros les gusta mucho el festival, pero como sigamos así…

 

Sin embargo, para el público el mejor fue Sergey Lazarev, y su pegadizo You are the only oneEs sabido por todos que para Rusia, Eurovisión es una cuestión de estado y que traen lo mejor de lo mejor, y siempre quedan bien (bueno también hay que decir que tiene muchos vecinos que le votan bajo pena de corte de gas). Pero no se puede negar que no escatiman en nada cuando vienen a Eurovisión. Si bien el estribillo de la canción se te mete en la cabeza y ya no te lo puedes sacar de ahí, la puesta en escena era un copy paste del año pasado. No mereció el tercer lugar, pero Rusia es Rusia.

El top 10 lo completaron; Bulgaria, con una canción popera, con cierto aire a Katy Perry y estética gótica-futurista, Suecia, con el participante más joven de la edición, pidiendo perdón a ritmo de medio tiempo aburrido. Y Francia, que era mi favorita de este año, Amir que se mereció el top 3 con su balada techno j’ai cherché. Este año era la primera vez que me gustaba la canción de Francia, un país que en los últimos años ha tenido peores resultados que nosotros, pero que ha dado un golpe en la mesa y se ha enterado por fin de que hay música más allá del hexágono. Bien joué! A ver si cunde el ejemplo en RTVE.

En septima posición quedó Armenia que trajó demasiada puesta en escena para tan insulsa canción. Y el top lo cerraron; Polonia, el claro ejemplo de que jurado y público votan distinto (último para los jurados, tercero para los espectadores) con una canción pop sencilla pero que se puede escuchar en cualquier parte. Lituania, con un medio tiempo con toques épicos, y Bélgica, con una canción homenaje al pop de los ochenta, y a los shows americanos.